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Argentina - Países Bajos: jugar con el corazón

Cada partido del Mundial está siendo una batalla. Fútbol en estado puro. Juego. Y corazón. Así eliminó Marruecos a España. Con el corazón de la diáspora. Jugadores nacidos en Europa, pero c...

Cada partido del Mundial está siendo una batalla. Fútbol en estado puro. Juego. Y corazón. Así eliminó Marruecos a España. Con el corazón de la diáspora. Jugadores nacidos en Europa, pero con sus padres marroquíes en el hotel de concentración y en la cancha. Recordando el origen. “Te amo mamá”, posteó Achraf Hakimi, nacido en Madrid y formado en Real Madrid, y cuyo penal eliminó a España del Mundial. Su marcha hacia la tribuna para besar a su madre se hizo viral. “Nuestro éxito”, había avisado el DT Walid Regragui, “no es posible sin la felicidad de nuestros padres”. Regragui sabe de qué habla. En el Mundial 86, cuando Marruecos eliminó a Portugal, él se sintió el niño más feliz del mundo en los suburbios de París, su lugar de nacimiento, y donde ayer también hubo fiesta.

Hinchas del Raja Casablanca llegaron el lunes al estadio cantando por Palestina (“Mi corazón está triste por tí/ llevo años llorando por tí/ Aguanta que Dios te cuida/ Gaza nunca te dejaré sola”). Y se fueron cantando “oooo viva Magreb”. Cantaban también saudíes y tunecinos. Doha aturdida por bocinazos. Carteles callejeros felicitando a Marruecos. A nuestros ojos occidentales les cuesta, pero el primer Mundial árabe se está convirtiendo en una Copa histórica.

Hasta la Europa que cuestionaba ahora toma distancia. El embajador alemán en Doha envió un duro informe a su gobierno. “Nos equivocamos”. Países Bajos, rival de Argentina el viernes, archivó todo una vez comenzado el Mundial. El cómico Freek de Jonge había repuesto en Youtube su documental sobre el Mundial de Argentina 78 (“Bloed aan de paal”, Sangre en el arco) y pidió a la Federación (KNVB) que boicoteara a Qatar, un “régimen corrupto” que “abusa de nuestro deporte, viola derechos derechos humanos y discrimina a las mujeres y a las personas LGBTI”. Lo acompañó la prensa. La campaña alejó hinchas naranjas, animadores habituales en todos los Mundiales. En Argentina, en cambio, dominó el sueño mundialista. Qatar jamás fue tema de discusión política o moral. La selección volverá a ser local en el estadio Lusail.

Para Países Bajos, Qatar es un gran negocio. La siderúrgica Frinjs Staal ganó millones con la construcción del aeropuerto de Doha. La constructora BAM con oleoductos. Royal HaskoningDHV y Boskalis con el puerto. Arkadis con el diseño de estaciones de subte. MTD con instalaciones en estadios y FanZones. Casi una quincena de empresas holandesas con presencia operativa en Qatar. Energía, agricultura, salud, ingeniería, servicios y suministro. Un comercio bilateral que creció a 1.300 millones de dólares anuales. Escribo desde el elegante barrio de La Perla, sede de Qatar Shell, empresa histórica de Países Bajos, ahora en manos de capitales británicos. La vieja Europa que hace negocios. Y la pelota usada como atajo moral.

También en 1978 Países Bajos (entonces Holanda) hizo buenos negocios con los militares argentinos. Infraestructura en estadios, armas y aviones. Y el propio embajador neerlandés intercambiando bromas con el dictador Jorge Videla en el Monumental. Triunfo 3-1 de Argentina en una de las finales más emotivas de los Mundiales. La dictadura era entonces una anomalía para la democracia argentina. La monarquía qatarí, en cambio, está desde siempre. Como la FIFA, que, también desde siempre, privilegia negocios a las formas democráticas y ahora exhibe números formidables de rating, asistencia e ingresos. Qatar siente su Mundial Arabe como un éxito. Y se burla de la hipocresía de Occidente, que critica mientas le compra gas y le vende armas.

“Mi país”, escribió el periodista neerlandés Jaspe Hamman, “es uno de los más progresistas del mundo”, pero “es responsable de siglos de colonialismo” y esclavismo. El primer ministro Mark Rutte prepara una disculpa formal por 250 años de esclavitud. Más de seiscientos mil esclavos en África y Asia para enriquecer al país. El pasado colonial también enriqueció al fútbol. Desde Ruud Gullit, hoy comentarista en la TV qatarí, a Frank Rijkaard, Clarence Seedorf, Edgar Davids y Patrick Kluivert, entre tantos otros, casi todos ellos de ascendencia surinamesa, como el hoy capitán Virgil Van Dijk. Allí están también el goleador Memphis Depay, de ascendencia ghanesa; Nathan Aké, de Costa de Marfil; el lateral Denzel Dumfries, de Aruba, y el juvenil Cody Gapko, de padre togolés, entre otros. El fútbol los salvó del maltrato.

Países Bajos, tres veces finalista en Mundiales, se jacta de haber reinventado el juego. Es el país de Rinus Michels, padre del “fútbol total” de los años ‘70. Docente como pretendió serlo Louis Van Gaal. Pero el DT de la selección que enfrentará a Argentina ya no adoctrina con su dibujo histórico de 4-3-3. Ahora juega con línea de cinco. “Catenaccio”, acusan sus críticos. El ex goleador Marco Van Basten rectificó rápido y ahora le dicen “Pannekoek” (panqueque). Nada de eso le importa a Van Gaal. A sus 71 años, en su último Mundial, quiere ganar. Más importante acaso que su nuevo juego de contragolpe, me cuenta el colega Peter Schouten, Van Gaal compartió a sus jugadores el cáncer de próstata que contrajo hace dos años. Países Bajos será nuestro primer rival de jerarquía histórica. Opondremos la magia de Leo Messi. Pero también al equipo que convierte en trinchera cada metro de la cancha. Que sabe lo que es jugar con el corazón.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/argentina-paises-bajos-jugar-con-el-corazon-nid07122022/

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