Kenny G: su profesión desconocida, la anécdota con Miles Davis y qué piensa de quienes lo critican
Nadie ha compuesto más hits instrumentales que Kenny G. Nadie ha sido más criticado por sus colegas que Kenny G. Canciones como “Silhouette”, “Songbird”, “The Moment” y “Forever in ...
Nadie ha compuesto más hits instrumentales que Kenny G. Nadie ha sido más criticado por sus colegas que Kenny G. Canciones como “Silhouette”, “Songbird”, “The Moment” y “Forever in Love”, inundaron las radios, hoteles, consultorios, shoppings y espacios públicos de todo el mundo como hits amables y funcionales.
Aunque muchas veces considerado “soft jazz”, una etiqueta que prácticamente nació para describir su música, las composiciones de Kenny G y sobre todo el sonido general se emparentan más con la canción melódica, solo que sin cantante.
“Going home”, su éxito de 1989, por ejemplo, suena a lo largo de todo China como la música que indica el fin de la jornada laboral. “Suena en parlantes que tienen en las calles, son parlantes que tienen para hacer anuncios políticos, pero de pronto suena mi canción y hay 500 millones de personas que la escuchan al mismo tiempo”, dice el propio Kenny G a través de una videollamada, antes de su show en el Gran Rex este sábado 11 de octubre. “Es surreal cuando pasa algo así. Un día me crucé a Sting en un restaurante y me dijo que en Katmandú pasaba algo similar, que lo único que escuchó fueron mis canciones. Si vas a Jamaica, pasa algo parecido. Un día lo comprobé, estaba de gira y escuchaba que gente en la calle que ni sabía quién era ni estaba por ir a mi show ponía mi canciones en la vereda y en los autos”.
Nacido en Seattle en 1956, como Kenneth Bruce Gorelick, comenzó a tocar el saxo cuando tenía 10 años. A los 17 fue parte de la Love Unlimited Orchestra, la big band de Barry White. Durante la década del 70 combinó entre sus estudios para contador público (se recibió con honores) y su carrera musical, por la cual se inclinó de manera definitiva a principios de los 80. La mudanza a Los Ángeles para estar en el centro de la escena de la Costa Oeste marcó para él la consagración en ventas. Sus discos se convirtieron en los álbumes instrumentales más vendidos de todos los tiempos.
-¿Hubo algún momento en el que se dio cuenta de que tenía la capacidad de componer ese tipo de canciones que iban a ser exitosas?
-Quizás fue después de mi segundo hit, “Silhouette”. Porque todos me decían que los instrumentalistas podían tener un tema que se volviera un éxito, pero ahí se terminaba. Así lo dictaba la historia. Cuck Mangione, Herb Alpert… y cualquier otro que haya tenido un hit. Por eso nunca compuse pensando en hacer otro hit. Solo quería escribir de la manera que a mí me sale escribir canciones. Cuando compuse “Silhouette”, pensé que era hermosa y por suerte todo el mundo la amó. Después pasó lo mismo con “Forever in Love” y entonces todo fue una locura. De pronto mis discos se vendían de a millones. Ahí me di cuenta de que no era una cuestión de suerte, que había algo especial y era cuestión de continuar haciéndolo.
“Como un iPhone”-Cada vez que se habla de Kenny G, se dice que es el músico instrumental que más discos ha vendido en la historia, ¿cómo se siente con eso?
-A ver… Es algo muy lindo para una introducción. Me permite ser parte de la historia y me da un lugar. Aunque yo no piense mucho en eso, tengo que pensar en mis habilidades como músico, en ensayar mucho, componer y dar el mejor show posible. Las ventas de discos simplemente suceden, pero nunca compuse pensando en eso. Nadie podría pensar algo así siento instrumentista. No hay forma de planearlo, pero mis melodías conectan con la gente. Y cuando conectás con la gente, como un iPhone, que conectan a todo el mundo y todos quieren tener uno, porque hay algo en ellos que simplemente amamos. Y es por la misma razón que aman mis melodías, porque nos conectan. Es algo muy especial.
-¿No es un poco raro relacionar una canción, que se supone debería ser artística, con un objeto como el iPhone?
-Puede ser, pero no tiene por qué necesariamente ser así. Porque se trata de ser o no ser real. Porque para mí la habilidad viene de tocar un instrumento y practicar, tratar siempre de ser mejor. Vas tomando cosas de varios lugares y tratás de hacer algo con eso. La tecnología puede ser un arma de doble filo. Podés tener millones de seguidores solo porque sos lindo y te ponés un traje de baño. ¿Pero ese es tu talento? Bueno, puede ser, pero yo no creo que eso sea algo interesante.
-Además de ser el instrumentista más exitoso también ha sido el más criticado. ¿Cómo se lleva con esas críticas?
-No me molestan demasiado. Creo que es un puñado de personas que me critica. No les gusta el estilo de mi música, pero creo que no escuchan realmente mi forma de tocar. Dicen que no les gustan mis canciones. Pero no escuchan mi tono, mi técnica, mi performance. Yo sé qué clase de músico soy. Así que no tengo problemas con eso. Pero lo que no les gusta es el hecho de que se hayan vuelto populares, porque prefieren otra cosa, el jazz más tradicional. Pero bueno, así son las cosas, yo no obligué a nadie a escuchar mis canciones. A Stan Getz le pasó lo mismo cuando hizo su disco de bossa nova, vendió millones, ganó un Grammy y la comunidad jazzera pensaba que se había vendido y se la hicieron pasar tan mal que no fue a recibir el Grammy, y fue su señora. Pero hoy nadie duda de que lo que hizo Stan Getz fue hermoso y era jazz. Y esos críticos que ahora dicen que lo de Stan Getz es fantástico, son los que me critican. Así que es cuestión de tiempo.
-¿Usted cree que en el futuro va a ser reconocido como sucedió con Stan Getz?
-Espero que así sea. Espero que la gente lo vea de esa manera, probablemente suceda. Cuando esa camada de críticos desaparezca, no creo que los que vienen vayan a pensar de esa manera. Porque esos que me critican jamás vinieron a mis conciertos. Me escuchan por radio, pero no saben qué clase de músico soy y lo que soy capaz de demostrar en vivo. Puedo decirte que Miles Davis me vio tocar y le pareció que lo hice muy bien. Michael Brecker y David Sanborn también me vieron muchas veces y todos somos colegas. Los críticos están ahí sentados escribiendo. Y no me importa mucho lo que piensen ni ellos ni otros músicos. Yo hago lo mío y ellos hacen lo suyo.
-¿Las críticas de sus colegas le dolieron más? Porque también fueron muchos los que lo atacaron.
-Tampoco me importaron mucho. Simplemente estaban celosos, y así son las cosas. Puede que hayan dolido un poco más, pero nunca cambié mi forma de ser por eso. No afectó nunca lo que yo pienso de mí mismo. Podrán decir lo que quieran, pero cuando toqué en festivales de jazz a principios de los 90, estaban Miles Davis y Dizzy Gillespie y había como 10 mil personas que me venían a ver a mí. Y la reacción de esa gente es la opuesta a la que tienen con otros músicos, no estoy alardeando pero digo que tal vez tengo un lugar entre todos ellos. Podrán criticarme todo lo que quieran pero también he sido halagado por los mejores. Y los que me criticaban eran los que estaban por debajo. Con los que estaban en la cima, siempre estuvo todo bien. Los otros eran los que señalaban con el dedo. Y no me importa.
-Su reaparición a gran escala fue de la mano de Kanye West. Primero tocando en su casa para el Día de San Valentín y luego como invitado en la canción “Use This Gospel”. ¿Cómo se dio todo eso?
-Él se contactó conmigo a través de alguien. Quería hacer algo para su esposa en ese momento . Así que lo hice. Y no porque yo sea un gran fan de su música, sino porque la gente que me lo pidió son mis amigos y me dijeron que debería hacerlo. Así que acepté el consejo. Kanye West fue realmente amable conmigo. Me invitó a escuchar su música y le dije que podía tocar una melodía en una de sus canciones, que podría sumar. Enseguida sacó un micrófono y me puso a grabar. Pero le pedí si me dejaba hacerlo en mi estudio, para tener tiempo y hacerlo bien. Al principio no me quiso dar la grabación por miedo a que se filtre, pero le dije que no se la iba a mostrar a nadie. Así que la grabé, y cuando se la mandé le encantó. Fue un riesgo que tomé al decirle que podía mejorar su canción. Y me sorprendió que lo haya aceptado y que le haya dado todo ese lugar a mi saxo, es un minuto donde no suena otra cosa, es increíble.
-La mayoría de sus canciones más conocidas tienen alrededor de 40 años y aún suenan en todo el mundo. ¿Qué piensa al respecto?
-Es algo muy halagador. Que una simple melodía que a mí me sonaba bien hace 40 años y que la compuse de una manera inocente, con un sintetizador, mi saxo y que lancé en discos de los que no se esperaba mucho hoy conecten a personas de todo el mundo… Es muy halagador. Creo que las melodías instrumentales son atemporales, porque no hay una letra que te condicione. Porque si querés bailar con una canción, tal vez la letra de hace 40 años no sea lo que querés escuchar hoy, en 2025. Entonces, una melodía instrumental dura para siempre.