La importancia de nutrirnos para alcanzar nuestros sueños
Los seres humanos deseamos ser felices y perseguimos esa meta a lo largo de toda nuestra vida: infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez. Cada una de estas etapas tiene rasgos propios que l...
Los seres humanos deseamos ser felices y perseguimos esa meta a lo largo de toda nuestra vida: infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez. Cada una de estas etapas tiene rasgos propios que la distinguen, pero también puntos en común que las conectan. Por eso, algunos comparan la vida con un arco.
En las tres primeras fases —de la infancia a la juventud— solemos sentirnos fuertes, plenos y llenos de energía. La juventud, en particular, puede pensarse como la cima de una montaña: un punto de esplendor desde el cual, poco a poco, comenzamos a descender. Son las dos etapas siguientes, adultez y vejez, las que traen consigo nuevos desafíos, tanto físicos como emocionales y psicológicos, así como una merma natural en el ritmo de vida que antes parecía inagotable, hasta llegar al cierre del recorrido.
Es así como muchas personas se quedan ancladas en una etapa anterior, pensando que esta fue mejor que la que están viviendo actualmente. Es el famoso dicho: “Todo tiempo pasado fue mejor”. Pero lo cierto es que ninguna etapa es mejor que otra, pues es allí donde nos encontramos ahora, donde deberíamos disfrutar y vivir a pleno cada día.
Esta actitud nos permite ver nuestra vida no como un arco, sino como una escalera en la que vamos avanzando, sumando experiencias en el camino y ascendiendo. Ahora bien, para lograr tener vidas plenas, necesitamos hacer algo muy importante: nutrirnos. ¿Y de qué manera nos podemos nutrir? Procurando a diario tener una “vida nutritiva”, para nosotros mismos y para los demás.
¿Qué hacemos de niños? Jugamos. ¿Y de adolescentes? Nos rebelamos contra nuestros padres y la sociedad y soñamos con un futuro mejor. ¿Y cuándo somos jóvenes? Fundamentalmente accionamos, producimos. ¿Y cuándo somos adultos? Disfrutamos de todo lo logrado. ¿Y cuándo llegamos a la vejez? Por lo general, les dejamos un legado a los más jóvenes.
¿Te gustaría vivir de manera plena? No importa la edad que tengas: seguí jugando, divirtiéndote y rebelándote —de forma positiva— contra esas voces que dicen que no podés, que no lo vas a lograr. Demostrales lo contrario. ¡Alcanzá tus sueños!
No dejes de moverte y, sobre todo, de disfrutar sin culpa de cada logro en tu camino. Al mismo tiempo, pensá en cómo podés transformarte en una bendición para los demás, porque dar también enriquece tu propia vida.
Sea cual sea la etapa que estés atravesando, animate a cultivar esta actitud frente a la existencia. Te aseguro que, aunque aparezcan obstáculos, nada ni nadie podrá detenerte en tu ascenso hacia la cima. Porque lo mejor… todavía está por venir.