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¿Qué es la terapia genética de Harvard? Promete rejuvenecer y prolongar la vida a 150 años

Un equipo de científicos de Harvard avanza en una ...

Un equipo de científicos de Harvard avanza en una terapia genética que promete alterar la manera en que se entiende la vejez. Bajo la dirección del genetista David Sinclair, las investigaciones han logrado rejuvenecer células y tejidos en animales, un hecho que hasta hace poco pertenecía más a la ciencia ficción que a la ciencia médica.

Los resultados abren la puerta a ensayos en humanos y a la posibilidad de extender la vida activa mucho más allá de lo conocido. Algunos expertos ya sugieren que la primera persona que alcanzará los 150 años podría estar viva hoy.

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Más allá de la cifra, el hallazgo plantea una transformación profunda: no sólo se trataría de vivir más, sino de hacerlo con salud, con células y órganos capaces de funcionar como en la juventud.

El científico detrás del proyecto

David A. Sinclair es considerado una de las voces más influyentes en la investigación del envejecimiento. Profesor titular en la Facultad de Medicina de Harvard, lleva más de dos décadas explorando los mecanismos que determinan cómo y por qué envejecen las células.

Nacido en Australia, obtuvo su doctorado en Genética Molecular en la Universidad de Nueva Gales del Sur en 1995. Posteriormente trabajó en el MIT, donde participó en descubrimientos clave sobre las sirtuinas, proteínas relacionadas con la longevidad y la estabilidad genética.

Desde su llegada a Harvard en 1999, Sinclair ha construido un camino que lo ubica en el centro del debate científico sobre el futuro de la vida humana. Su labor combina la investigación en epigenética, metabolismo y neurodegeneración con una visión de la medicina preventiva orientada a prolongar la vitalidad.

¿Cómo funciona la terapia epigenética?

El corazón de la investigación está en la llamada reprogramación epigenética. A diferencia de una mutación genética, este proceso no altera la secuencia del ADN. Lo que hace es “encender” o “apagar” genes específicos para devolver a las células parte de la información que pierden con el tiempo.

En términos simples, las células conservan un “manual de instrucciones” para funcionar. Con los años, ese manual se desgasta y comienzan a fallar en sus tareas. El equipo de Sinclair encontró una manera de restaurar esas instrucciones, lo que permite que las células recuperen un estado más joven.

No se trata de un cambio superficial. Los experimentos muestran una reducción medible en la edad biológica y una mejora en la función física de los organismos tratados. Según el genetista, “los datos muestran que la edad retrocede”.

Resultados en animales y próximos pasos

Hasta ahora, los ensayos se han realizado en ratones y monos con resultados que confirman el rejuvenecimiento celular y de tejidos. Los animales no solo mostraron mejoras internas, sino también una reducción evidente de los signos de envejecimiento.

El siguiente paso será trasladar el tratamiento a seres humanos. La primera fase de pruebas clínicas está programada para enero del próximo año y se centrará en enfermedades oculares como el glaucoma y la neuropatía óptica isquémica. El ojo fue elegido por su accesibilidad y porque permite medir los cambios con mayor precisión.

El procedimiento experimental contempla una inyección ocular acompañada de doxiciclina, un antibiótico que activa los genes asociados a la juventud celular. Si los resultados son positivos, la investigación se extenderá a padecimientos más complejos, entre ellos el Alzheimer y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Harvard y la longevidad: hábitos de vida

Los laboratorios no son el único escenario en el que Harvard ha estudiado la longevidad. A lo largo de más de ocho décadas, la universidad ha seguido a las generaciones de adultos en uno de los estudios más largos del mundo sobre salud y envejecimiento.

Los hallazgos coinciden en que los hábitos cotidianos son tan decisivos como cualquier terapia genética. Una dieta rica en vegetales, granos integrales y proteínas magras, similar a la mediterránea, se asocia con una vida más larga y activa.

El ejercicio regular incluso en formas simples como caminar o subir escaleras, contribuye a mantener la movilidad y la agudeza mental.

El sueño reparador aparece como otra pieza esencial: entre seis y ocho horas cada noche reducen el deterioro cognitivo y protegen la salud cardiovascular.

La estabilidad emocional también pesa en el reloj biológico. Según los investigadores, mantener relaciones sociales sólidas y reducir el estrés puede añadir años de vida saludable.

El reto de la accesibilidad y el impacto social

Los avances en terapias epigenéticas plantean un horizonte prometedor, pero aún lejano para la mayoría. El propio Sinclair reconoce que la falta de financiación y la ausencia de políticas claras son los principales obstáculos. Las pruebas clínicas requieren inversiones millonarias y marcos regulatorios que todavía no están definidos.

De superar estas barreras, los beneficios podrían ser significativos. Una vida más larga y activa reduciría la presión sobre los sistemas de salud, disminuiría los años de dependencia y permitiría a las personas mantenerse productivas durante más tiempo. A escala macroeconómica, el impacto sería positivo en la fuerza laboral y en los costos de atención a largo plazo.

El debate gira en torno a si estas terapias estarán disponibles para toda la población o solo para quienes puedan pagarlas. La equidad en el acceso será uno de los temas más sensibles cuando los tratamientos comiencen a ofrecerse fuera de los laboratorios.

Una nueva mirada a la vejez

El envejecimiento siempre se ha asumido como un destino inevitable. Ahora, los experimentos de Harvard sugieren que podría convertirse en un proceso reversible. La posibilidad de cumplir 100 o incluso 150 años con salud no solo cambia la ciencia, también transforma la forma en que la humanidad entiende la vejez.

De consolidarse estos avances, la medicina ya no se enfocará únicamente en curar enfermedades, sino en mantener a las personas jóvenes durante más tiempo. La frontera entre prevenir y revertir se volvería difusa, abriendo un capítulo inédito en la historia de la biología.

En palabras de Sinclair, el objetivo no es vivir más, sino vivir mejor. Si la promesa de rejuvenecer células se convierte en realidad, el concepto mismo de longevidad dejaría de ser un anhelo y pasaría a ser una posibilidad tangible.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/vida_sana/que-es-la-terapia-genetica-de-harvard-promete-rejuvenecer-y-prolongar-la-vida-a-150-anos-nid18092025/

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