Trastienda de una campaña tormentosa en Pro
“¡Corte!”. La toma final se terminó de grabar a las 21.30 del 9 de febrero, cuando aún no había anochecido en el kilómetro 0 de la ruta 40, en el paraje de Cabo Vírgenes, en Santa Cruz. E...
“¡Corte!”. La toma final se terminó de grabar a las 21.30 del 9 de febrero, cuando aún no había anochecido en el kilómetro 0 de la ruta 40, en el paraje de Cabo Vírgenes, en Santa Cruz. Ese fue el lugar que eligió Horacio Rodríguez Larreta para rodar el spot de su lanzamiento presidencial. El jefe porteño suele ser metódico a la hora de planificar sus pasos políticos y meticuloso para estudiar sus discursos, que escribe su principal estratega de campaña, Federico Di Benedetto. Mide cada palabra por temor al error no forzado. Esta vez se tomó las tres horas del vuelo y el rato que le llevó trasladarse en auto desde el aeropuerto hasta el Faro de Cabo Vírgenes, un lugar inhóspito, para memorizar el guion con las que confirmaría su ambición de disputar la Presidencia. Bajo las órdenes de Di Benedetto, tuvo que repetir varias veces la escena del plano secuencia. El frío era estremecedor.
Larreta quiso contrastar su figura tanto con el kirchnerismo como con sus contrincantes internos en Pro, como Patricia Bullrich y Mauricio Macri: “Los que usan la grieta son unos estafadores”, enfatizó. La elaboración de la pieza audiovisual proselitista de Larreta estuvo a cargo de su nutrido equipo de comunicación. Es el séquito que lo rodea cada vez que pisa el conurbano o desembarca en las provincias. Y son los autores de la campaña digital para “humanizar” y despolitizar la figura del jefe porteño y de sus controvertidas fotos en las recorridas por la Costa Atlántica o el interior, ya sea a bordo de una tabla de surf o con un bombo en la fiesta popular de la Chaya en La Rioja, y de los anuncios de Larreta en TikTok. Confían en convertir likes en votos. A los aliados del jefe porteño en el radicalismo les inquieta que el “robot” de la gestión no logre conectar con un sector del electorado. “Le han hecho una campaña de plástico a Horacio”, deslizan entre los popes de la UCR en charlas cerradas.
Sin embargo, Di Benedetto, el encargado de monitorear las encuestas que contrata la Ciudad y el nexo con Jaime Durán Barba, no estuvo solo en el armado del spot: tuvo la asistencia del publicista Carlos Pérez, de la agencia BBDO. Para presentarlo, apostaron por generar conversación en las redes con un enigma y un juego de palabras previsible en el hashtag #Hora2023. La campaña digital se inició a las 20:23 del miércoles 22 de febrero, una intención de ratificar “su compromiso con el comienzo de una etapa que busca transformar definitivamente el país”. Diego Santilli también apeló a la numerología en su lanzamiento: eligió arrancar la campaña en redes a las 14:14, que “simboliza el comienzo de una nueva época”. Son guiños, dicen, al lenguaje del universo digital. Curioso: el exvice de Larreta solía desayunar con el fallecido astrólogo Horangel en un hotel del centro porteño cuando aún era ministro de la Ciudad. A Santilli le fascinaban sus predicciones astrológicas sobre su futuro político y los destinos de la gestión. ¿Le habrá dicho que sería gobernador?
Bullrich, la contrincante de Larreta, tiene un estilo de campaña más anárquico, pero tampoco quiere dejar nada librado al azar. En sus incursiones por Buenos Aires o el interior del país está rodeada por un grupo de jóvenes, que se turnan para asistirla. Los llaman “los halcones de Patricia”. La titular de Pro suele ordenarlos con mano dura. Hace un par de semanas “los halcones” la llevaban en su auto a una actividad en un campo en Mar del Plata. A Bullrich, que prefiere no tener chofer, le molesta que sus colaboradores usen la app Waze para ubicarse. Ese día erraron el camino y demoraron un encuentro de campaña. “Loco, acá la que sabe soy yo. Son unos inútiles, así no voy a ser presidenta”, les espetó. Sus armadores conocen su carácter. Saben que no pueden perturbarla, sobre todo, cuando avisa que debe cuidar a sus nietos. El viernes pasado, tras entrevistarse a solas con Macri en Olivos, encaró una misión aún más compleja: lograr que sus nietos y sus amigos se bajen de un castillo inflable. “Se terminó. Lo apago, si no, mañana no lo usan. Le digo a mamá”, bramó. Los chicos no le hacían caso.
A diferencia de Larreta, Bullrich se mueve en avión de línea. De hecho, el viernes compartió el vuelo de Aerolíneas Argentinas que la llevó a Mendoza con Enrique “Pepe” Albistur, el publicista y empresario cercano a Alberto Fernández. No se cruzaron porque Albistur fue en primera clase. Apenas desembarcó en Mendoza, Bullrich, escoltada por su marido, Guillermo Yanco, le avisó a una pasajera: “El Pro se queda en el frente”. Es uno de los temas que volvieron a tensionar su vínculo con Larreta. Ayer se reencontró con Omar De Marchi en una bodega de Luján de Cuyo. “Hay que resolver el tema, déjate de joder”, le dijo a De Marchi que se acercó a saludarla frente a la atenta mirada de los radicales Gustavo Valdés, Rodolfo Suárez y Facundo Manes. Atónito, el ladero de Larreta le respondió: “Ya los vamos a resolver”. Cuando salió del corralito del VIP no quiso hablar de reconciliación. “¿Ya te pusiste de nuevo el pico de halcón?”, lo sorprendió Federico Angelini, un escudero de Macri y Bullrich.
Desde que pisó el suelo cuyano Bullrich se convirtió la “invitada de honor” del radical Alfredo Cornejo en la Fiesta Nacional de la Vendimia. Cerca de la medianoche del viernes la titular de Pro terminó de sellar la foto de la reunión cumbre con Facundo Manes, Cornejo y Gustavo Valdés que causó revuelo en Juntos por el Cambio. En el VIP de una fiesta privada que se celebró en el Park Hyatt Hotel, la exministra chicaneó a Eduardo Macchiavelli, un dirigente leal a Larreta, cuando agrupó para una selfie a Carolina Losada, Gastón Manes, Cornejo y Luis Naidenoff, entre otros. “Vení, gordo, que en mi gobierno vas a tener lugar”, le dijo, entre risas, a Macchiavelli.
Bullrich se divierte cuando le da esas estocadas a su adversario en Pro. En uno de los últimos almuerzos de la cúpula de Pro en Happening de la Costanera, la exministra sorprendió a Larreta, que había regresado al país tras un viaje a Israel, con un comentario socarrón: “Vi que metiste el papelito en el Muro de los Lamentos. ¿Qué pediste? ¿Ser presidente?”, le susurró. El jefe porteño permaneció impávido.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/trastienda-de-una-campana-tormentosa-en-pro-nid04032023/