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Un artista afroamericano relee el canon occidental

El año pasado, la película Claroscuro (está en Netflix), de la cineasta y actriz Rebecca Hall, renovó el interés por el movimiento cultural afroamericano Harlem Rennaissance de las décadas de...

El año pasado, la película Claroscuro (está en Netflix), de la cineasta y actriz Rebecca Hall, renovó el interés por el movimiento cultural afroamericano Harlem Rennaissance de las décadas de 1910 a 1930. Esa corriente tuvo a Harlem, el barrio negro de Nueva York, como principal escenario, pero se extendió por el norte de Estados Unidos y también llegó a Francia por medio de artistas y escritores procedentes de las colonias de África y del Caribe.

Kehinde Wiley se convirtió en superestrella del mundo artístico cuando Barack Obama y su esposa lo eligieron para que fuera el primer pintor negro que hiciera el retrato oficial de un presidente negro

Precisamente en París, hasta el 8 de enero de 2023, se exponen en la nave principal del Musée d’Orsay, consagrado al siglo XIX, tres obras monumentales de Kehinde Wiley (nacido en Los Ángeles en 1977), heredero del neoclasicismo del siglo XIX, y de aquella renovación afroamericana de comienzos del XX. Wiley se convirtió en superestrella del mundo artístico cuando, en 2018, Barack Obama y su esposa lo eligieron para que fuera el primer pintor negro que hiciera el retrato oficial de un presidente negro.

Dos de los tres trabajos de Wiley expuestos en el Museo de Orsay, la pintura Mujer mordida por una serpiente; y una de las esculturas, La joven tarantina, están inspirados en sendos mármoles homónimos del siglo XIX que muestran a mujeres muertas o a punto de morir. Wiley las reemplazó por hombres negros.

Imposible no ver La mujer mordida por una serpiente apenas se entra en el museo francés. El cuerpo de un hombre negro muy masculino, pero en una pose andrógina y sensual, de provocación y de entrega, tendido encima de una alfombra de césped, es una especie de faro y , a la vez, de imán. Por los pies de ese ser herido, calzados con zapatillas; por sus piernas y brazos fuertes, súbitamente laxos, se trepan hojas de viña. Su jean es de un azul tan restallante como el amarillo de su remera de Louis Vuitton. El fondo plano de la imagen podría ser un empapelado o una tela suntuosa con un motivo barroco de decoración vegetal. En esa tela, el artista recreó la escultura homónima de Auguste Clésinger, de 1847. En esta, el cuerpo envenenado es el de la mujer blanca y marmórea del título.

La joven tarantina es una cita escultórica del mármol homónimo realizado en 1871 por el escultor francés Alexandre Schoenewerk. Este, a su vez, se había inspirado en el poema del mismo título de André Chénier, publicado en forma póstuma en 1801. En esos versos, una ola arrebata a la joven de la cubierta del barco que la lleva del otro lado del océano para unirse a su amado. La muchacha muere ahogada. Una vez más, Wiley reemplazó a la mujer por un hombre negro. La cabeza y los miembros del joven se ven ganados por el abandono lánguido de la muerte o de los momentos que suceden al éxtasis, a la petite mort. La otra escultura es la monumental estatua ecuestre en bronce que formaba parte de la instalación Una arqueología de silencio, exhibida en la Fondazione Giorgio Cini, durante la 59ª Bienal de Venecia. Echado sobre el lomo del caballo, está el cuerpo muerto, puro desecho, de un soldado negro, a punto de caerse. ¿La Guerra de Secesión? Estas obras, como gran parte de la producción del norteamericano, se basan en una relectura del canon occidental que invierte las jerarquías. Modelos negros, reclutados en la calle, adoptan la actitud y la misma postura de reyes o personajes pictóricos célebres y blancos como Olimpya, del cuadro homónimo; y la mujer desnuda de El desayuno sobre la hierba. También posan famosos: Michael Jackson es protagonista de Retrato ecuestre de Felipe II, de Rubens. Quizás esas obras puedan ser consideradas kitsch o camp; pero algo en ellas impone respeto. Tienen la importancia social de un documento y una denuncia.

Christophe Léribault, presidente del Musée d’Orsay, se refirió a su inclinación por los artistas neoclásicos del siglo XIX como William Bouguereau, “que le gusta mucho”. Y agregó: “Kehinde es el Bouguereau del arte contemporáneo”. Hace unas décadas, y, aún hoy, en ciertos grupos, esa declaración equivalía al suicidio del curador tras la ejecución involuntaria del artista. Todo con una sonrisa.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/un-artista-afroamericano-relee-el-canon-occidental-nid19112022/

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