Encontraron abandonado el auto de un reconocido guionista y se asustaron con lo que había adentro
Detrás de esas cuatro ruedas ...
Detrás de esas cuatro ruedas se esconde una historia mucho más rica de lo que cualquiera podría imaginar. La carrocería aún conserva huellas de una época de debates, conquistas y también derrotas; de la efímera gloria y del olvido. Su dueño, John Vlahos, fue un destacado guionista de la edad dorada de la televisión, ganador de un premio Emmy gracias a un episodio de The Defender y figura central del arte en los 60 y 70.
Encontraron un cementerio de autos clásicos en una mina abandonada con una peculiar característica
Vlahos falleció en 2004 en su hogar y, con el tiempo, también murió su esposa a los 93 años. La casa quedó deshabitada y en su interior permaneció, olvidado en un garaje, el Mercury Montclair 1962 que había conducido durante sus años de mayor prestigio. Este modelo había sido fabricado por Ford en dos períodos: de 1955 a 1960 y de 1964 a 1968.
Pasaron 26 años hasta que Larry Kosilla —un creador del canal de YouTube AMMO NYC— descubrió aquel vehículo histórico. Decidió darle su primera limpieza en décadas y lo que halló en el interior fue tan sorprendente como repulsivo. Aun así, el trabajo permitió rescatar y devolver algo de vida a un auto que había quedado encerrado en el tiempo.
Qué había dentro del autoA simple vista, el aspecto exterior no resultó demasiado llamativo: una gruesa capa de polvo, rayones dispersos, desgaste en las llantas y señales de óxido delataban el paso del tiempo. El esmalte mostraba un deterioro evidente, por lo que tras una limpieza intensa con detergente y agua a presión, Kosilla debió encerar toda la carrocería.
El resultado fue positivo, ya que el vehículo recuperó el brillo propio de esa pintura, aunque los arañazos permanecieron visibles. Y es que, al mantener el color original, ciertas grietas ya forman parte inseparable de su historia.
El verdadero inconveniente se reveló al levantar el capot. Una pista ya la había dado el agua que escurría por debajo del vehículo: entre la suciedad se desprendían avellanas. Los roedores habían elegido el Mercury Montclair como refugio, y al abrir la tapa frontal quedaron al descubierto las primeras pruebas.
Entre ellas, pequeños nidos de ratas y restos de comida ya digerida. “Es realmente desagradable”, comentó Kosilla con visible repulsión. El hallazgo obligó a tomar precauciones adicionales. Dado el tiempo transcurrido y el daño potencial que podía causar el agua en varias partes, fue necesario llamar a un mecánico para reforzar y sellar las áreas más comprometidas.
“Las chances son mitad y mitad de que vuelva a arrancar después de esta limpieza profunda”, advirtió el especialista. Con eso sobre la mesa, comenzó la tarea: jabón, agua y mucho desinfectante.
Si el espacio bajo el capot estaba en esas condiciones, era lógico esperar lo mismo en el habitáculo. Los asientos, alfombras y pisos tuvieron que ser retirados por completo para limpiar a fondo los restos de nidos de ratas, gusanos y demás desechos acumulados. Con la ayuda de la hidrolavadora, Kosilla aplicó la máxima presión posible hasta dejarlos libres de suciedad.
Luego llegó la etapa de desinfección: colocó una potente pastilla ácida que actuó durante varios días para erradicar cualquier bacteria o virus. Como paso final, utilizó bicarbonato de sodio junto con más agua para terminar de neutralizar olores y devolverle cierta frescura al interior.
Después de tres intensos días lidiando con la suciedad, los restos de roedores y el desgaste acumulado, Kosilla consiguió su objetivo: el Mercury Montclair lucía reluciente y apenas dejaba ver el paso del tiempo. La parte mecánica seguía inactiva, por lo que la restauración completa quedaba pendiente y no iba a resolverse en su taller.
Fue entonces cuando, a través de Instagram, se conectó con una pareja de Washington D.C. que aceptó llevarse el vehículo. Pagaron US$1000, suma que se donó a causas benéficas en nombre de John Vlahos. Así, el mítico Montclair encontró un nuevo destino. Según el propio youtuber, meses después del lavado, el auto podría volver a rodar por las calles norteamericanas.