Prohíben el uso de celulares en las escuelas primarias bonaerenses
La Legislatura bonaerense sancionó este jueves una ley que prohíbe el uso de celulares en las aulas de ...
La Legislatura bonaerense sancionó este jueves una ley que prohíbe el uso de celulares en las aulas de escuelas primarias, salvo que el docente lo autorice con fines pedagógicos.
El proyecto, impulsado por los senadores Emmanuel González Santalla de La Cámpora y Lorena Mandagarán del GEN, no permite el uso de pantallas durante el tiempo que los estudiantes estén en establecimientos de educación pública o privada siempre que “su utilización no fuera requerida por personal docente”.
En particular, solo pueden usarse cuando formen parte de un proyecto pedagógico que fundamente su uso, esté autorizado por las autoridades del establecimiento, esté incluido en el diseño curricular de la asignatura y esté explicitado en la planificación de contenido de la materia en la que se usan las herramientas.
El proyecto surge luego de que las pruebas Aprender muestren que el 46% de los alumnos de tercer grado del nivel primario no alcanza los niveles mínimos de lectura. Los legisladores marcaron que hay un debate central detrás de la ley entre la necesidad de regular el uso de celulares y las demandas de una sociedad que está “cada vez más conectada”.
Este tipo de reglamentaciones también existe en la ciudad de Buenos Aires y en otros países. En agosto pasado, el Ministerio de Educación porteño tomó la decisión de restringir el uso de celulares durante las clases. Ya en la ciudad algunas autoridades de instituciones educativas notaron cambios destacables en el comportamiento de los alumnos. Entre ellos, vieron una mejoría en la atención en clase y la interacción social en los recreos.
Ahora, la provincia de Buenos Aires se suma a la medida. Los senadores argumentaron que relevamientos de UNICEF y UNESCO dejan en evidencia que “los estudiantes bonaerenses hacen un uso excesivo de los dispositivos electrónicos”, algo que tiene un impacto negativo en su aprendizaje, bienestar y relaciones sociales.
“Docentes y padres coinciden en señalar que, en muchos casos, el uso del celular en clase dificulta la atención y la participación activa, además de promover conductas indeseadas tales como el ciberbullying, que se manifiesta a través de mensajes insultantes, amenazas, difusión de rumores, publicación de contenido humillante y la exposición a contenidos inapropiados”, explicaron.
El senador González señaló que “sólo uno de cada dos estudiantes termina tercer grado comprendiendo lo que lee“ y que solo el 43% de los alumnos llegan con el tiempo teórico esperado y con aprendizajes satisfactorios de lengua a sexto grado.
Con este panorama, el uso de celulares empeora los números ya preocupantes, debido a que fragmenta la atención, reduce la capacidad de concentración y dificulta la adquisición de conocimientos.
Los senadores aseguraron que la prohibición del uso en las aulas no significa que las tecnologías no se incorporen en las escuelas, que tienen beneficios con potencial de transformar la educación.
“Es importante abordar los desafíos y seguir estrategias efectivas para aprovechar esos beneficios y repeler los efectos negativos que estos tienen cuando su utilización reemplaza actividades esenciales del mundo real como vincularse y jugar con pares, o conduce a distracciones y falta de atención a una edad temprana en el nivel primario, momento en el que las infancias están en plena etapa de formación de hábitos”, analizó González en la primera iniciativa que presentó sobre esta temática.
También citó el Informe Global de Monitoreo de la Educación de la UNESCO de 2023 que advirtió de las consecuencias del uso excesivo de la tecnología, en particular de celulares, tablets y computadoras, en el aprendizaje de los estudiantes. “El informe resalta que a pesar de las ventajas que las herramientas digitales pueden ofrecer en la educación, también existen riesgos que a menudo son ignorados y que afectan el avance del proceso educativo”, agregaron.
Mucho de los argumentos que se esbozan es que el teléfono aumenta la distracción y el tiempo dedicado en actividades no académicas durante las horas de estudio. También remarcó que el uso sin restricciones de los dispositivos digitales en edades tempranas “pueden derivar en ludopatías y problemas vinculados a la salud mental”.
“Algunas consecuencias derivan de suplantar el juego entre pares, imaginativo y compartido por el juego en línea, que refuerza el aislamiento social y provoca alienación entre las infancias”, afirmó. Esto empeora con juegos que incluyen cierto grado de violencia.
El tiempo que dedican al juego disminuye el dedicado al estudio, la lectura, la comunicación y la interacción entre pares, además de inhibir otras actividades en el recreo. También sostuvieron que puede inducir a conductas impulsivas y agresivas.
“La conducta adictiva de estos jugadores inhibe el desarrollo de pautas constructivas (especialmente sociales) y puede dar lugar a problemas con el manejo del dinero similar a las que presentan personas adultas con adicción al juego”, sumó.
Concluyó enumerando las consecuencias del uso excesivo de dispositivos celulares. “Son problemas auditivos, oculares, de postura, tensión muscular, nerviosismo, angustia, estrés, sedentarismo, y obesidad, todo ello con una repercusión directa en la conducta de las infancias y en su proceso de aprendizaje”, cerró.