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Maricel Álvarez, protagonista del film La llegada del hijo, que se estrena el jueves, habla de su papel y defiende el cine de autor

¿Qué pasa a una madre cuando un hijo hace algo “imperdonable”? es una (de las tantas) preguntas que se hace La llegada del hijo, la película protagonizada por Maricel Álvarez. En ese sentid...

¿Qué pasa a una madre cuando un hijo hace algo “imperdonable”? es una (de las tantas) preguntas que se hace La llegada del hijo, la película protagonizada por Maricel Álvarez. En ese sentido, en diálogo con LA NACION, la actriz asegura que justamente una buena obra de arte lo que debe hacer es “generar preguntas complejas que no se puedan responder categóricamente”. Además, se refiere a lo que puede significar “éxito” para cada película, término que para ella no está ligado a la cantidad de espectadores.

El filme, dirigido por Cecilia Atán y Valeria Pivato se estrena el próximo 11 de septiembre, aunque ya pasó por los festivales de San Sebastián y Mar del Plata y tuvo su debut en las salas de España. Está protagonizado también por Ángelo Mutti Spinetta y cuenta con la participación de Cristina Banegas y la actriz española Greta Fernández.

—Se viene La llegada del hijo, ¿qué nos podés contar?

—Mi personaje es el de una madre que se aleja de todo arquetipo y de todo lugar común. La gran mayoría sostiene, supone, que el amor que una madre le profesa a un hijo es un amor primitivo, que no se pone en dudas y la cultura nos impone ciertos mandatos: “a los hijos se los ama y se los debe acompañar aún frente a lo inimaginable”. El personaje de Sofía, la madre que yo interpreto, a lo largo de la película se formula preguntas casi existenciales, ético-amorosas. ¿Qué debe hacerse frente a un hijo que ha producido un hecho de violencia, que ha causado un daño irreparable, pero al que aún se materna? Ella lo ingresa a un centro de menores cuando tiene 16 años y lo va a buscar a su salida cuando ya es un hombre de 20. En el transcurso de esos cuatro años, ella está rumiando estas ideas. En el presente todavía no sabe cómo abordar a este hijo, sigue sin entender por qué el hijo hizo lo que hizo, porque entre ellos prima lo no dicho. Son personajes muy complejos, con muchas capas y que no responden a análisis unidireccionales. Tampoco puede hablar con su madre, y eso es bien interesante. Me toca interpretar a una madre que a la vez también es una hija de una otra madre, de otra generación, con otros mandatos y con otras formas de maternar también.

La Llegada Del Hijo - Trailer

—¿Y cómo hiciste para componerlo? ¿Lo armaste con las directoras?

—Fue un trabajo exhaustivo que llevó un tiempo. Nosotras mantuvimos unas reuniones muy nutritivas para el trabajo a lo largo de un mes, previo al comienzo del rodaje. Leímos el guion, hicimos un análisis muy profundo del material y tratamos de iluminar ciertas zonas, a la vez de guardar cierto misterio respecto de otras, para también tener durante el rodaje que transitar un descubrimiento. Hay una temporalidad que no es lineal, entonces también ahí había que planificar si eso. Y Ángelo pasa a ser, de una escena a otra, un adulto, y eso es algo sorprendente para el espectador Y fue útil para mí, a las tres semanas ver su transformación fue conmocionante y ya hay otro juego de los cuerpos, otro juego de los afectos, la intimidad empieza a ser otra.

—¿Cómo era para vos llegar a tu casa después de un rodaje tan intenso? ¿Podés disociar?

—Sí, absolutamente. Llegaba muy cansada, muy agotada, es verdaderamente estresante estar filmando once, doce horas por día y estar tan exigida en términos emocionales y físicos, por lo que cuando regresaba a mi casa tenía ese cansancio gratificante de la tarea hecha. Las jornadas de rodaje además eran extenuantes pero a la vez un verdadero placer, porque yo tenía un gran diálogo con las directoras y con todos mis compañeros de elenco y se formó un espacio de trabajo en donde primaba el cuidado, la escucha.

—¿Y qué tenés vos en común con Sofía? ¿Tienen algo parecido?

—No sé, no sé si importa, no sé si es relevante. Yo creo que uno aporta de uno todo a un personaje y puede parecerse nada. Acá lo que interesa es lo que uno va descubriendo acerca de la naturaleza humana. ¿Qué le presto a Sofía? Todo. ¿Qué tengo de Sofía? Quizás nada.

—Ella tiene muchos dilemas como madre. ¿Vos sos mamá?

—No, por decisión propia. Pero el ejercicio de la ficción nos permite la transformación y la oscilación entre una realidad y otra, una perspectiva de vida y otra, una mirada del mundo y otra y nada más hacer el ejercicio ya te provee de una experiencia. Así que no soy madre en la vida por decisión propia, pero he sido muchas en la ficción.

—¿Estuviste en España para el estreno? ¿Cómo fue esa experiencia?

—Ya estaba allá, pasé dos meses y medio protagonizando una obra (Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos), que fue un gran éxito teatral, hice temporada en mayo y junio justo cuando la película se estrenaba, o ahí fue inteligencia de los productores que hicieron que esos momentos coincidieran. Era un momento de buena o suficiente exposición como para también poder presentar y acompañar la película. Primero en Barcelona y luego también en Madrid y la recepción fue interesante, es una película que no deja indiferente a nadie, que genera una buena discusión, creo yo, o conversación respecto a qué es una buena madre, qué es un buen hijo, cómo se definen los vínculos. No es una película que arroje ninguna respuesta sino que abre muchos interrogantes, ninguna de las respuestas posibles son respuestas que nos acerquen ninguna tranquilidad, pero esto debería verse como una potencia que tiene toda buena obra de arte: generar preguntas y sobre todo preguntas complejas, que no se puedan responder categóricamente por sí o por no.

—¿Qué expectativas tenés ahora para el 11?

—Las mejores. Acompañamos mucho el recorrido de esta película, en San Sebastián el año pasado, en Mar del Plata y fue muy celebrada, pero nada se parece a estrenar en el hogar, y que el público tome la decisión de ir a verla.

—¿Cómo ves el cine actual? Ahora, por ejemplo, un millón y medio de personas fueron a ver Homo Argentum.

—Sí, bueno, esa es una película de neto corte comercial, entonces creo que era de esperarse que una determinada cantidad de público fuera a verla, ¿no? Yo hago un cine de otra naturaleza, bastante más complejo y que a la vez no aspira a un éxito, pongo entre comillas éxito, porque la palabra éxito es relativa, acá no tiene tanto que ver con cuántos espectadores van a ver una película, ni mucho menos, así que las películas atraviesan las realidades que les toca según cómo haya sido concebida, cómo haya sido producida, a qué público está dirigida, qué artistas están involucrados en su realización. No hay que pelearse con eso, en todo caso hay que defender el cine de autor, que lleva mucho tiempo de maduración. Hay otro cine más comercial que apunta a entretener, no está mal, pero a mí no me alcanza.

—¿Va por otro lado tu búsqueda?

—Siempre, tengo más de 25 años de profesión, soy una artista que proviene de las artes escénicas, he hecho mucho cine también, soy curadora de arte, docente, entonces imagínate que me muevo en un amplio rango, así que salvo televisión, que siempre detesté y nunca hice, solo una vez una participación en una serie de (Juan José) Campanella (en El hombre de tu vida) y no hago teatro comercial tampoco. Perfilé mi camino artístico a partir de inquietudes poéticas y políticas que me representan y que defiendo.

—¿Desde tus inicios tuviste esa convicción?

—Sí… Me formé en la Universidad de Buenos Aires en la carrera de Letras y luego con importantes maestros y docentes aquí en teatro, en danza contemporánea. Luego empecé a producir obras, a ser actriz.

—¿Cómo continúa tu año después de este estreno?

—Estoy trabajando en una nueva creación, de la cual soy directora e intérprete, que se presenta este año (4,5 y 6 de diciembre) en el Museo Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, comisionaron a diferentes artistas, la obra se llama Yo y este misterio, con guion mío a partir del recorrido que hago por cuatro personajes icónicos que interpreté en el teatro entre los años 2008, 2009 y 2022. También voy a participar en una pieza del ciclo Colón contemporáneo, del Teatro Colón. Ya había hecho Einstein on the Beach, que fue una obra que se realizó en dos temporadas sucesivas, así que volver a pisar el escenario principal del Teatro Colón es épico. Yo no creí siquiera que me iba a tocar porque es un teatro lírico, es un escenario que no es habitual para un actor y a mí me tocó dos veces y ahora una tercera, voy a hacer I’m sitting in a room, una pieza de música experimental. Además tenía que empezar a filmar otra película, de Sandra Gugliotta, Irreversible, que se reprogramó para el año que viene. Además, soy curadora del archivo Filoctetes, es una curaduría permanente porque el archivo es una creación mía, y curo desde hace tres años y de manera consecutiva un ciclo de danza en la Fundación Cazadores, Instalar Danza.

—Siempre ligada al arte, ¿es difícil vivir de la profesión?

—La vida está muy difícil ahora no solamente para los artistas, ya lo sabemos, lo vemos, para los adultos mayores, para los jubilados, para muchas de las minorías. Este momento del país es un momento de una hostilidad que cuesta creer que estemos viviendo lo que estamos viviendo. Hay días que cuesta creer que en este país está pasando lo que está pasando, ¿no? Pero bueno, hay que afrontar con una esperanza activa estos tiempos. Me refiero a tratar de ejercer nuestro poder como sociedad civil en términos de micropolítica, generar espacios de trabajo que no sean tóxicos y generar el mayor bienestar posible en aquellos que lo están pasando mal.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/el-exito-es-relativo-maricel-alvarez-protagonista-del-film-la-llegada-del-hijo-habla-de-su-papel-y-nid08092025/

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